He caminado entre los que amo y he visto sus caras en otra forma. He aprendido a cerrar mi corazón, a ponerme límites, a sobrepasar mis miedos. En estos meses he aprendido a aprender y a enseñar.
Ahora la vida me ha dicho que se acabó la fiesta. Puedo sentirlo dentro de mí.
Siempre me ha gustado caminar a casa luego de la fiesta. Esos minutos donde se recapitula lo que pasó, se camina raro, si se ha tomado se mira todo en otra perspectiva y el cuerpo está adolorido y relajado, listo para ir a la cama. Amo la sensación del sereno en mi cara, y de la noche que termina. Ahora me encuentro en esa etapa y me gusta.
Quiero nuevamente renacerme. Continuar desde lo que he aprendido, pero recuperar lo valioso del pasado, y tu estás ahí, entre todas esas cosas que me han hecho feliz antes y después de la fiesta. Sé que te he hecho el camino difícil, que no soy la persona más tranquila del mundo contigo, pero nadie ha hecho mover mi corazón como tú. Nadie me ha hecho mejor persona.
Hoy, con mis ojos de adulta, quiero acercarme a tu guarida y sacarte de ella para que juntos construyamos de nuevo la luz. Soy un ser de luna y de oscuridad, de laberintos extraordinarios y horas entre la cama luego de la fiesta, pero este despelote me ha llevado a re-conocerte, a extrañarte con el cerebro y a darme cuenta que, después de la fiesta, al único que quiero volver es a ti.
Y me has hecho saber que siempre estuve presente, a pesar de la distancia autoimpuesta. Gracias por entregarme a pesar de ti mismo tu corazón. No me arrepiento de lo vivido, pero no quiero vivirlo más. ¿Me dejas volver luego de la fiesta a tus brazos? ¿Aún después de este mes de tremendas charlas quieres volver a los míos?
Ya estoy metiendo las llaves en la puerta para entrar a acostarme después de esta fiesta. Espero que estés ahí cuando llegue para contártela.
Jo
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