Acabo de leer que vienen los Stone Temple Pilots, A.K.A. el soundtrack de mis años universitarios y me puse nostálgica. Igual es que ando así también porque mi Champi, gran amiga, se me va. Mejor dicho, la nostalgia me acaba de poseer.
En algún momento fue 1998 y yo andaba con boina, chaleco, camiseta y gabardina por la vida. Ahora las niñas de mi U se visten con zapaticos tiernos de colores y tacón bajito, con jean entubado, pelo muyyy hacia un lado, blusas que muestran los hombros y chaquetas de cuero. Yo me veía bieeeeen diferente: camisas a cuadros y camiseta debajo o camisetas negras, botas industriales o zapatos siempre negros con plataformas duras y altas, jeans rotos y desmanchados, manillas de todos los colores, el pelo por la mitad y planchado hacia abajo, pocos colgandejos, nada de maquillaje, gabardinas y un paraguas gigantesco que no me desamparaba ni de noche ni de día. Días maravillosos del grunge.
Sí, yo sé, el grunge es de 1990 no de 1998, pero verán, a nosotros eso muy poco nos importaba. Recuerdo tardes enteras oyendo Yield de Pearl Jam con Robert, o los Stone Temple Pilots, o Nirvana hasta que el alma se nos fuera por un caño. No niego que oí a Briney Spears y a N'Sync, pero bueno, había de todo jajaja. Yo empecé con otro curso no con el de los que serían mis amigos, uno de gente querida, pero que no me hacía feliz. Pero desde el primer día conocí a uno de mis grandes amigos, mientras nos tomaban la foto de un carnet.
Cuando lo conocí, pensé que era el tipo más raro en la historia, pero luego pude ver que me había equivocado: era mucho más raro al conocerlo a fondo. Me lo empecé a encontrar en todo lado y lo ayudaba a prácticamente todo, porque tengo voluntad de regalada y porque el tipo me intrigaba... era TAN raro. Y él me fue presentando a los demás de a pocos: primero fue a un par de ibaguereñas queridas pero cada una con etiquetas bien demarcadas: la primera, intelectual, amable pero independiente; la otra, una diva superconsentida que hablaba como niña chiquita.
La diva me presentó a otra, una calentana muy poco prudente que no tenía claro que en Bogotá hacía frío y siempre andaba medio empelota y casi sin medias jajajaj. Ellas me decían "La Buena Gente" porque, sinceramente, no se sabían mi nombre. Igual, era lógico porque yo poco me la pasaba con ellas.
Pasó primer semestre -que era una verdadera carnicería peor que cualquier reality y que acaba con el espíritu de cualquiera- y llegó el final de Introducción a la Economía (una materia que yo claramente odiaba pero en la que de milagro me iba muy bien). Yo quería estudiar con el niño raro porque sabía que era genio para eso (de hecho, años después dictó esa materia), pero me dijo que ya tenía compañía.... ni modo, estudiaría sola. Seguí caminando y como que lo pensó mejor y me dijo que listo, que fuéramos a mi casa a estudiar; ahí arrancó todo... tres pasos más adelante nos encontramos con un muchacho que era de su curso que andaba en una depresión tremenda porque se le habían perdido los apuntes de esa materia justo ese día y nos lo cargamos también, por física lástima. Jamás imaginé que ese par de bichos raros serían mis más grandes amigos de la vida.
Una cosa llevó a la otra y yo terminé cambiando todas mis materias para verlas con ellos: la diva, el depresivo, el raro, la intelectual y la calentana. Dos semestres más tarde se agregaría el cantante bohemio para completar el combo. No, según Rob (el depre) no éramos un combo porque no éramos amigos, sólo compañeros de estudio, pero ahora que nos amamos locamente creo que no discutírá que somos un combo y que somos amigos.
Los demás medio nos odiaban, medio nos envidiaban porque, sin temor a la falsa modestia, éramos el combo ñoño y a todos nos iba muy bien, con especialidades: Raro y Calentana = economía y matemáticas, Diva = tomando apuntes y en política exterior, Buena Gente = relaciones internacionales, historia y estudios de área, Intelectual = prácticamente todo, pero bueno, política era el fuerte, Depresivo = Absolutamente todo de una forma muy fastidiosa (menos en diplomacia), aunque en los idiomas era peor de ñoño; Cantante = finanzas (jamás en Japonés). Así, creamos una comunidad ñoña indestructible que permanece hasta hoy.
Por su amor/envidia se crearon muchos chismes, entre ellos que nosotros teníamos sexo grupal y demás cosas divertidas que lamentablemente jamás pasaron. Nos divertíamos con taaaan poco: música, pan, jamón, queso, vino barato, Reto-5 y Bar 23 con vodka. Lo que ellos veían era un grupo que no era un grupo paseándose la U con maletas gigantes llenas de libros: el Combo Tortuga. Odiamos el nombre, pero ahora no nos podemos llamar de otro modo.
Los 5 años pasaron volando, vivimos todo tipo de momentos de esos que generan lazos y nunca nos prometimos seguir pendientes el uno del otro, simplemente lo hemos hecho hasta hoy, 12 años luego de esos días de grunge y placeres simples. Ahora la diva, que ya no es tan diva y es mi Champi, a quien adoro, se va a seguir un sueño, como ya lo hicieron la el Depre (que ya no lo es, sino que es un Ciudadano del Mundo), el Raro (que ahora es un reconocido intelectual) y la Intelectual (que es una extraordinaria mujer becada). Aquí nos quedamos el Cantante que ahora llena las arcas y tiene el mejor lugar para rumbear, la Calentana que ya aprendió del frío y es una mujer admirable y una mamá increible, y yo, la que llamaban Buena Gente y de la cual se burlaban por su inocencia. Ya no soy tan inocente, ¿no es verdad?
Amigos: los amo. Gracias por enseñarme sin querer que no se necesita compartir ni tiempo ni espacio para estar en la mente de los demás y por que, sin querer, hemos creado un lazo indestructible. Son mis amores de los tiempos de Grunge y hoy brindo por ustedes, porque quiero que sigamos creciendo juntos y seguir llenando de retazos esta colcha que parece una camisa de cuadros.
Jo