martes, 31 de agosto de 2010

Libertad, una posición de afortunados.

Simplemente no puedo dormir. Pero no es el insomnio común, porque tengo la tensión alta y cara de ponqué de cumpleaños gracias a las ironías de la vida.

Esta entrada es inconexa, porque más o menos así ando yo. He dicho más de una vez cosas de las cuales ahora me arrepiento. Tal vez soy menos conservadora de lo que yo misma me imaginé. Miren no más:

1. tengo un corte nuevo de cabello que jamás me imaginé,
2. estoy haciendo cosas que dije que no haría,
3. estoy dictando una materia en la que expongo temas que dije que jamás enseñaría,
4. escucho música que juré jamás escuchar,
5. digo cosas que nunca pensé decir y
6. tengo un revuelto cerebral, porque mi corazón no siente nada por personas que dijo que jamás olvidaría... mira vos.

Dicen que la demencia es pensar que las cosas van a cambiar así uno haga lo mismo siempre. Pues bueno, no estoy demente, no más. Estoy haciendo todo al revés a ver si esta vez funciona mejor. Por el momento, estoy feliz... estúpidamente feliz por algo que aún no me explico y que me encanta no poder explicar. Qué carajos, no tengo que explicarle a nadie igual.

Para los que piensan que debo explicaciones, un dato "casual": tengo 29 años, estoy soltera, soy hermosa y estoy trabajando en un sitio que amo y en donde no tengo un jefe directo. ¿Capicce? Así que me importa menos de un bledo lo que opinen sobre mis decisiones, hago lo que se me da la gana por que por fin soy absolutamente libre de correr riesgos estúpidos y lo quiero hacer. Este tipo de adrenalina todo lo vale y, entre más lo pienso y más lo conozco, él también (y como ya sé que lees, sí, es para tí).

Como dice mi gran amigo Camilo "Pregúntenme cuánto me importa".




JO

No hay comentarios.: