Estos son los tiempos de paz de los que habló tanto mi abuela. Los momentos que uno le roba a la vida para que el paso vaya despacio y los pulmones se llenen de aire. He vuelto a la tranquilidad del cielo nublado, que sólo invita a desaparecer entre sueños.
Me preguntaban hoy qué quiero ahora, cuál es el siguiente paso para mi vida emocional. ¿Saben qué? No tengo idea y no me interesa saberlo. Creo que no necesito preguntármelo.
Mi nuevo amor se llama finanzas. Sí, yo sé, in-cre-i-ble. Las amo. Contra las matemáticas no hay debates, ni preguntas, ni interpretaciones. La duración modificada anual es 0,1420; no tengo que preguntarle cómo se siente, bajo qué contexto se generan los números, si hay que negociar con personas para que eso dé así. Simple. Tranquilo.
Yo toda la vida he comprado "Libros porque sí". Normalmente eran novelas históricas o libros de poesía. Ahora compré uno de valoración del riesgo y no me cambio por nadie. Tanto por leer y ver...
Las matemáticas son como el amor puro porque así pasen muchos años no cambian. Su estabilidad inalterable las convierte en un refugio.
Mi segundo amor se llama tetris por estos días. Es mi recreo y la forma de poner mi mente en blanco mientras caen los bloquecitos y puedo pensar en paz. Ya he vencido a la máquina en incontables ocasiones y cada vez me genera el mismo placer privado de victoria. Podría jugar por días sin siquiera notar el paso del tiempo, pero debo parar, porque el estudio me llama.
Mis amigos, no queda sino decir que mis planes van bien, que me estoy tomando con calma la vida y que la paz viene de adentro. Sólo me hacía falta una conversación para gozar completamente de ella y por fin la tuve.
Peace, dears... and SUIT UP!!
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