Jorge y Susana vieron la luz una noche,
se convirtieron en sombras del otro, en formas contínuas.
Las historias de èl fueron a parar a los sueños de ella.
Era el comienzo de una carrera a contraluz.
Susana era firme y soñadora,
Jorge, un desubicado genio,
demostraron que lo peor de un sueño
era verlo convertido en realidad, no en metáfora.
Siempre el mismo amor, intacto,
la misma lluvia mojando sus cuerpos juntos o separados.
Me siento un poco como Jorge
y tal vez tu seràs Susana.
¿Puede el agua correr dos veces?
¿Pueden reconocerse luego de tanto dos seres?
El uno por ciento optimista en mí me hace soñarlo.
Tus pruebas no ayudan a que no lo crea.
La lluvia ahora juega en mi ventana
y acompaña tus días.
Llueve fuerte, cielo que nos has visto pasar.
Alimenta mis sonrisas y mis sueños.
Tal vez lo que sucede es que no quiero dejar de soñar, como Jorge.
Tal vez lo que sucede es que Susana suma un noventa y nueve a mi porcentaje.
Jo
1 comentario:
Muy interesante, toca el corazón.
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