jueves, 15 de julio de 2010

Carta sin remitente

No, no es necesario.
Ni las citas a ciegas, ni suntuosos regalos, ni conversaciones de tres de la mañana.
Sólo necesito a mis ojos verdes, no cafés.

No, no es necesario.
Ni el perdón, ni el olvido, ni la cercanía, ni la lejanía.
Sólo necesito su voz en mis mañanas.

No, no es necesario.
La búsqueda, las preguntas, las lágrimas y complicar algo que ya no existe.
Sólo necesito el futuro y las oportunidades que se vienen por oleadas.

Cuando te encuentras tan lejos del abismo, flotando en las nubes,
realmente es poco lo que puedes meter en una maleta. Tampoco la quiero.

No, no es necesario que estés ahí.
Fue un intento ingénuo de serenidad que se vino a pique.
Una quimera que quisimos construir.
La llave a una puerta sellada.

Sólo necesito esta sensación perfecta de plenitud,
el viento frío en mi cabello,
y la sensación de historia que comienza.
Lo anterior sólo trae dolor y realidad.
Prefiero la certeza de que todo es parte de un sueño, para nunca despertar.

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