miércoles, 30 de julio de 2008

LAS SOMBRAS DE MI CAVERNA


Verán. La vida está llena de momentos rarísimos. Estoy bien, me siento bien y todo debería andar bien, pero la verdad es que el curso de los acontecimientos demuestra que entre más se da más se exige (lo cual no creo que esté mal) y eso quiere decir que en los mejores momentos la tranquilidad desaparece.

Se han abierto ante mí dos rutas distintas que mueven diferentes sombras de mi caverna (si no entiende, diríjase a una biblioteca de confianza y averigue sobre la alegoría de la caverna de Platón): la primera me lleva a las nubes y la otra me regresa.

En esta marejada de contradicciones cotidianas, he conseguido un nuevo empleo y he abierto la compuerta a una nave que me podría llevar tan lejos como pueda imaginar... lejos de mi hogar, de mi país y de los que conozco. Esa compuerta maravillosa podría encender un montón de luces en el horizonte y permitirme crecer a niveles insospechados, pero implica sacrificios y un nivel mental que desconozco tener (no quiere decir que no lo tenga, sino que no sé si lo tenga). Por lo tanto, estoy realmente aterrada y maravillada.

Ahora, en la compuerta dos está una decisión de vida que implica también muchos sacrificios, pero sobretodo del "ser" , porque implica pensar en plural y dejar de lado comportamientos funestos pero cómodos para entrar en una nueva dimensión cuyas reglas desconozco y cuyas referencias me angustian... aterran y todos los verbos relacionados. Es más una determinación del alma, sumado a un convencimiento irracional que, a juzgar por mi pasado, rompe con lo que yo consideraba mi "ser". Obviamente estoy maravillada y aterrada.

Me preguntaban ayer qué hacía que estos días estuviera más sensible y creo que todo se reduce a dos palabras: inmediatez y control. La decisión (cualquiera que esta sea) debe ser de caracter inmediato y rotundo. No hay reversa; además, cualquiera de las dos situaciones me hará perder el control sobre mi entorno, cosa demasiado importante para alguien de mi personalidad caótica.

Sin embargo, esta inmediatez no es tan inmediata, y aún tengo algún tiempo para observar y evaluar todas las variables. Las sombras están inquietas y la luz se hace visible... debe ser por eso que me duelen los ojos.

Lo divertido de esta marejada es que una compuerta me lleva al egoismo y la otra a compartir. Esa es la clara dicotomía que siempre persigue a nosotros, los pobres hijos únicos, el saber hasta dónde se da y hasta dónde es mejor no dar. En mí ese siempre ha sido un lío extremo y en esta ocasión no ha sido la excepción. Pero como esta vez no se trata de decidir entre dar más o menos dulces o tonterías similares, la cosa es como compleja.

Para darle un espacio para la reflexión, estoy poniendo esto en palabras. El saber que tantos han salido del universo blogger me dice que poco a poco estoy escribiendo sólo para mí. Sin embargo, si hay alguna persona que aún lea, le pido que me dedique sus oraciones para que la vida me siga premiando con retos como este, que pone mi cabeza a prueba, aunque me incomode.


JO