martes, 19 de octubre de 2010

No necesitamos a Confucio (el amor en los tiempos de la Competencia Perfecta)


Sí, hubo alguien que dijo que Confucio (célebre pensador chino) fue quien inventó la confusión. No, no es así, sólo fue un divertido malentendido sumado a una triste falta de ejercicio neuronal de una niña muy confundida, pero tomémoslo como cierto para efectos de esta entrada.


La competencia perfecta es un modelo de mercado en donde existe gran cantidad de oferentes y demandantes, así que ni la oferta ni la demanda influencia el precio y este se establece únicamente por la relación costo-beneficio y el equilibrio que hay entre oferta y demanda. Una dicha, ¿no? Bueno, acabo de redescubrir que el amor puede ser un mercado de competencia perfecta.

Es una maravilla. Unos ganan y pierden, pero finalmente todos llegan al equilibrio. Siempre hay más oferentes y se compite entre una multitud de demandantes, lo que lleva claramente a que el precio fluctúe entre diferentes escenarios de equilibrio. Claro, en este mundo la información siempre es asimétrica y jode todo el modelo, pero déjenme soñar y pensar que poseo información suficiente (it's my blog and I dream if I want to).

En un mundo así no se necesita la confusión. Simplemente no tiene lugar porque lo tienes todo para decidir el precio, lo que sí pasa es que hay precios más altos que otros y pues, uno decide si lo paga o no. Yo, por ejemplo, decidí no seguir pagando el precio de algunos bienes que cumplen los siguientes requisitos:

- Oferta confusa
- Demasiada demanda
- Altas expectativas no cumplidas al recibir el producto.

Pero también me he encontrado algunas cosas geniales, como que hay oferentes que no saben lo mucho que vale su producto y me piden un precio bajo y cómodo. También están los que tienen una demanda reducida por idiotez ajena y me han dejado el camino libre para acceder más fácilmente a su mercado. ¿Les he dicho que amo la idiotez ajena? Ok, es verdad.

Ahora es mi turno de revisar mi oferta y mi demanda. Siempre he ofrecido mucho y demandado más bien poco o lo que llega. Not anymore, dears. Ahora cambio la estrategia, porque me he dado cuenta que el precio lo pongo yo y puedo simplemente reducir la oferta para que mi demanda crezca y el precio llegue a un equilibrio conveniente sólo para mí.

Sí, he perdido a uno de mis más altos demandantes por la competencia perfecta, pero, sinceramente, la racionalidad económica es sabia y me ha llevado por otros caminos antes de tan siquiera notar esta pequeña dificultad. Ya estoy alineando mi artillería hacia otras batallas y creo que tengo opciones de ganar, si juego pacientemente y con sabiduría, que es lo que más da la edad.

Faltan 8 días para mis 30 y juro por el Dios de los Economistas que en este mercado mandaré yo.


Jo



jueves, 14 de octubre de 2010

Tiempos de Paz

Declaro un armisticio.
Estos son los tiempos de paz de los que habló tanto mi abuela. Los momentos que uno le roba a la vida para que el paso vaya despacio y los pulmones se llenen de aire. He vuelto a la tranquilidad del cielo nublado, que sólo invita a desaparecer entre sueños.

Me preguntaban hoy qué quiero ahora, cuál es el siguiente paso para mi vida emocional. ¿Saben qué? No tengo idea y no me interesa saberlo. Creo que no necesito preguntármelo.

Mi nuevo amor se llama finanzas. Sí, yo sé, in-cre-i-ble. Las amo. Contra las matemáticas no hay debates, ni preguntas, ni interpretaciones. La duración modificada anual es 0,1420; no tengo que preguntarle cómo se siente, bajo qué contexto se generan los números, si hay que negociar con personas para que eso dé así. Simple. Tranquilo.

Yo toda la vida he comprado "Libros porque sí". Normalmente eran novelas históricas o libros de poesía. Ahora compré uno de valoración del riesgo y no me cambio por nadie. Tanto por leer y ver...

Las matemáticas son como el amor puro porque así pasen muchos años no cambian. Su estabilidad inalterable las convierte en un refugio.

Mi segundo amor se llama tetris por estos días. Es mi recreo y la forma de poner mi mente en blanco mientras caen los bloquecitos y puedo pensar en paz. Ya he vencido a la máquina en incontables ocasiones y cada vez me genera el mismo placer privado de victoria. Podría jugar por días sin siquiera notar el paso del tiempo, pero debo parar, porque el estudio me llama.

Mis amigos, no queda sino decir que mis planes van bien, que me estoy tomando con calma la vida y que la paz viene de adentro. Sólo me hacía falta una conversación para gozar completamente de ella y por fin la tuve.

Peace, dears... and SUIT UP!!

sábado, 9 de octubre de 2010

Uno hace planes y Dios se ríe

Esa es la frase de la semana. Dicha por Legui frente a mis polluelos el viernes y más cierta imposible.

Al estar enferma y en cama pude ver muchas cosas, entre ellas las temporadas que me hacía falta ver de How I Met Your Mother. Un podría preguntarse: ¿qué coños puede explicarle a uno una serie? Bueno, esta, de todo.

Primero están las bromas maravillosas, el listado de cosas que uno no puede hacer al cumplir 30, el salto, las embarradas que uno comete por miedoso y las que hace sin pensar; también la importancia de estar en el momento correcto a la hora correcta.

Además, me ayudó a ver mi historia en perspectiva. ¿Qué le diré a mis engendros cuando sea grande y les cuente la historia de cómo conocí a su padre? Será una historia llena de errores, claramente, y como Ted muchos pasarán como si lo fueran, pero no. Historias de alegría, arrepentimiento, tristeza y decepciones llenas de aprendizajes.

Al final de la temporada 4, Ted cumple 31 y dice "fue el peor de mis años: en el que me dejaron plantado en el altar, perdí mi empleo, hice una empresa que quebró y me pateó el trasero una cabra, pero ahora lo recuerdo como el mejor de mi vida porque me llevó a conocer a su madre". Me sentí taaaan identificada.

Tal vez en mi temporada X, capítulo X, contaré como antes de cumplir 30 me dejaron por otra, me botaron de mi empleo, estuve en urgencias 4 veces, me cortaron el cabello con podadora, me metí en una locura de romance al ritmo de reggeton, me dí cuenta de que mi primer príncipe es un sapo venenoso (again), ví a mi mejor amigo casi morir en mis brazos, estalló una bomba en mi casa, casi caigo en la quiebra y, aún así, es el mejor año de mi vida porque aprendí a dar el gran salto, a arriesgarme, tuve el mejor empleo del mundo y me dio las puntadas para convertirme en esa persona que contará la historia de su vida a sus polluelos propios.

Uno hace planes y Dios se ríe. Yo había planeado otra cosa: a mis 30 debía tener un empleo con más de 6 ceros en el cheque todos los meses, debía usar sastre más de lo necesario, ser una erudita, una autoridad, haber viajado por el mundo entero y tener un listado de affaires más largo que el de Barney S.. Poco de esto ocurrió. Todo salió más o menos al revés, pero la sonrisa sigue intacta. Al final, sólo queda lo divertido del viaje y lo que he aprendido. Lo principal: he aprendido a aceptar, a perdonar, a soltar las cosas para que no sea Dios, sino yo la que ría de los planes, porque nada puede controlarse.

Pero soñar no cuesta nada.


Jo

viernes, 1 de octubre de 2010

Como Hamlet

Es importante recordar que hasta el día 30 de septiembre de 2010 a las 10pm yo estaba clara en lo que iba a hacer. Y, perdón el francés, jueputa, otra vez todo se desploma.

Sí, ya, iba a tomar la decisión práctica de no sentir. De dejarme llevar por el momento, por la novedad, por todo este huracán maravilloso de momentos. Es maravilloso, lo sigue siendo 6 horas después del declive, pero mi cabeza es un despelote.

Ya lo había asumido, se lo he dicho a todos y lo acepté. Todo muy bien, hasta que Murphy intervino.

Para quienes han leido mi libro (casi todos los que leen este blog), pues bueno, ya saben quién es el protagonista. Es un recuerdo escapado del cerebro de la protagonista, y ya saben quién es para mí. Bien, mi recuerdo es más jodido que el de Daniela. Creo que no podría imaginarme un capítulo como el que viví hace un rato.

¿Es que a la vida no le gusta verme contenta???? ¿Por qué me pone enfrente la posibilidad, la esperanza, la ilusión taaaan añeja... y por qué la hace tener semejante memoria? Se supone que la que recordaba todo era YO no TU. No máaaas, o bueno, mejor no hablo tan duro.

La última vez que te escribí te dije que mi corazón era tuyo. Pues bien, es verdad. Lo acepto y lo sabes. Lo desempolvé por si alguien viene con ganas de hacerlo reir, pero sigue en su cajita fuerte, esperando un milagro como fuiste tú. Ahora la parte mala: para lograr que se mantenga bonito y medianamente servible necesito que no lo toques. ¿Entendido? No te doy permiso, menos cuando te comportas como la maravilla que eres. Está prohibido hacerlo latir, porque si lo tocas aplica la vieja ley de "El que lo rompe lo paga" y tu aún me quedaste debiendo plata de la última vez que lo rompiste.

Ahora mi habitación huele literalmente a rosas. ¿Te conté que las que me diste las tuve por 10 años envejecidas y expedían un olor espectacular? Fueron casi 30 rosas meticulosamente preservadas, hasta que en un ataque de ira las boté. Cada vez que veo rosas pienso en las tuyas y el olor delicioso que dejaron en mi habitación.. en todas las habitaciones que tuve en esa década. Y hoy esta huele a rosas...

Ser o no ser, esa es la cuestión. En mi caso sería sentir o no sentir. La vida cuando poco sientes es mucho más llevadera y hermosa, hay tantas ventajas. Sentir lleva siempre al desengaño y a la idealización. No quiero eso, ya lo tuve y rayé en la locura. Bien me lo dijo Camilo cuando recién apareciste: "huye" fue su único consejo, y no le hice caso.

A ver si la magia de octubre y la expectación de mis segundos quinces ayuda en algo a mitigar esta sensación de vacío que no me ha dejado dormir.


Jo