lunes, 10 de diciembre de 2007

THE AWAKENING

Sí, estoy tomando prestado el título de un libro que quiere mucho mi amore para escribir. Qué recurso tan mediocre, pero tan oportuno. A modo de excusa podría decir que las cosas no son del dueño, sino del que las necesita y que realmente las palabras no son propiedad privada, pero aha, no me quiero excusar.

Hoy he decidido que mi vida es un rompecabezas cuyas piezas han aprendido a encajar a fuerza de tropiezos. Hubo un momento en que tomé las tijeras y recortaba las piezas para hacerlas caber.... otra mediocridad... pero ya no es momento de ese tipo de astucias baratas. Mi vida me ha entregado las riendas del juego, y es hora de jugar apostando duro.

Que cómo me enteré de esto... con uds. los hechos:


BREAK ON THROUGH THE OTHER SIDE

Una década puede ser mucho tiempo o poco tiempo, dependiendo para qué se lo mire: mucho tiempo para vivir sin rostro y muy poco para olvidar el por qué de este destierro autoimpuesto. Me gusta más la frase en inglés "I vanished myself from my childhood".

Hubo un momento en mi vida en que tenía otro nombre y mucho sueños sencillos, en que escribía en medio de la más endiablada de las fiestas, en que mi mayor problema era que no lloviera para jugar con mis amigos en medio de las callecitas tranquilas de un lugar de cuento que era mi hogar. Hubo otro momento en que el sueño se volvió pesadilla y lo dejé atrás entre una marejada de locuras acaecidas por fuerza del corazón. La niña que fui estalló y murió... fue despachada al centro de la Tierra con la orden de no volver jamás. Hasta que el pasado decidió aparecer y darme en la cara; de eso hace ya como 6 meses y lo he tratado en más de una ocasión, así que no volveré a eso.

Pero el viernes hubo algo diferente y totalmente novedoso. Finalmente hice las pases con la niña que jugaba policías y ladrones entre las callecitas en uniforme de colegio. Fui y recorrí uno a uno los adoquines de mi infancia y lloré para mis adentros cada amargura, pero también reí cada carcajada y el balance fue positivo; me dí cuenta que me engañé por una década. Esa puerta cerrada del destierro había sido abierta por los amigos de otrora... ellos sí recordaban a pesar de mis esfuerzos por echarme al olvido. Cada uno poseía información fundamental de lo que fui y a fuerza me lo recordaron en cuestión de cuatro horas. La primera impresión: mareo... nauseabundo y desolador. No es posible que una década de olvido no haya servido para absolutamente nada. Leslye seguía latiendo y volvía del Averno donde la guardé para cobrarme la cuenta de erradicación.

Pero esta vez la enfrenté y la abracé, le limpié tantas y tantas lágrimas y la reconcilié con todos sus fantasmas. Le limpié sus rodillas raspadas y besé sus mejillas enrojecidas de cólera. Leslye volvió a sonreir y se quedó en mi antigua casa, jugando con sus amigos, soñando con el futuro que ahora vivo. Nuestro encuentro le mostró que dentro de diez años sería completamente feliz y se sintió complacida. Pudo descansar.

Pasé al otro lado y ahora las piezas más complicadas de mi rompecabezas encajaron; ya no soy una esclava de mi pasado sino la dueña de lo que vendrá. Gracias, mi vida, por darme la mano en un momento tan crucial, aunque sólo parecía un encuentro de viejos amigos. Presenciaste mi reconstrucción y la niña que fui tuvo el placer de conocerte.




LA DANZA DE LOS MILLONES

Ahora, ya más adultos y organizados, con la historia armada y demás, es hora de enfrentarnos de lleno con la adultez: ese mito urbano de ser grandes y poderosos o al menos de ser responsables de nuestros actos ha tocado a mi puerta para decirme que mis vacaciones mentales finalizaron y es hora de trabajar.

El trabajo siempre es tomado como una carga necesaria que nos da algo de riqueza a cambio de nuestro tiempo, sueños y momentos agradables. Sinceramente este postulado tiene algo de razón, pero no la suficiente si lo sabes aprovechar.

En mis días de vacaciones mentales, el trabajo fue considerado un medio para pagar cuentas molestas o darme algunos gustos... no ambiciono mucho más, ni espero mucho menos, sólo lo necesario. Más sin embargo en este momento algo ha amanecido en mis entrañas y me gusta: ambición. Esa fría amiga que te hace ver los sueños más cerca a medida que ves en los demás opciones para alcanzarlos.

El día de mi cumpleaños (más exactamente la noche anterior a él) lloré amargamente horas al teléfono con Mi Camilo. Me diagnosticaba una ausencia absoluta de sueños alcanzables y la posiblidad de una vida aburrida y mediocre de caracter inminente. Mi espíritu estaba resquebrajado por tanto peso que le puse, de allí que un manto sombrío cubriera mis ojos.

Voilá. No sé cómo pero desperté un día con unos cuantos sueños y certezas, que se han hecho más cercanos a medida que ha crecido mi ambición por alcanzarlos. Al principio fue una sensación tímida, pero ha llegado a convertirse en la fuerza con la que me levanto temprano todas las mañanas y se me ocurren las mejores movidas. Ya no importa si el jefe se portó mal (duele, pero no tanto) porque sus improperios sólo han hecho repetirme para mis adentros que más pronto que tarde conseguiré algo mucho más interesante que escuchar sus mentiras.... pero, mientras tanto, mi cabeza se está convirtiendo en una calculadora abrasadora.

No me mata la idea de taparme en monedas de oro o billetes de todas las denominaciones, pero sí quiero más, y estoy dispuesta a conseguirlo sin necesidad de perderme en el proceso, porque finalmente todos los sueños se están convirtiendo en una fabulosa estrategia y han empezado a encajar, como las fichas de mi pasado.

Estoy en armonia y puedo decir que por primera vez en casi 15 años todos los polos de mi mundo están en orden.

Amo a quienes me aman, odio a quienes me odian y olvido a quienes me olvidan. Nada más ni nada menos de lo que todos merecemos y, como quiero merecer más, haré más.


JO

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