domingo, 24 de agosto de 2008

ABOUT MISTRUST


La vida me ha puesto frente a una pared dificil de sobrepasar.

Ayer pude ver las caras felices de quienes confían ciegamente en lo que vendrá, su alegría futura, su confianza en la prosperidad. Recordaba que hace unos años a algunos de ellos no se les habría ocurrido que todo ocurriría como ocurrió y que ahora estarían felices, enamorados y con sus vidas organizadas. Los envidio y temo por ellos.

No niego que la felicidad es una droga dopamínica que hace que todo se vea maravilloso y que no se te ocurra que algo pueda salir mal; lo que no acabo de entender es por qué para mí es tan dificil creer en un futuro feliz y prefiero malgastar mis neuronas pensando en las tristezas posibles y no en las felicidades, si para unas y otras hay un 50/50 de probabilidades.

Los seres humanos siempre han buscado la manera de predecir el futuro, para evitarse sorpresas desagradables y buscar fuentes de felicidad alternas a las que se presentan. Yo soy una de las más afiebradas humanas a este tipo de momentos, pero por un miedo enfermizo y punzante a que todo puede salir muy mal.

Hoy tuve un momento de quietud para pensar en eso y el miedo me sobrepasa. Cada momento feliz se nubla por mi pánico al fracaso, la soledad y el dolor y mi espíritu está llegando a un punto nulo en donde no quiere avanzar por miedo a retardarse, lo cual es ilógico y pendejo.

Quiero pulir ese punto completo, reinventarme nuevamente y aprenderme. La vida es un sinfin de descubrimientos personales, de viajes a la mente. Es la idea simple de dejarme llevar por mi éxito imaginario y no mi fracaso previsto.

Dicen que un optimista es un pesimista mal informado y quiero desinformarme un poco, si pasar por ingenua, pero sin pensarlo todo tanto como para perder el rumbo nuevamente. "Nunca más" decía el cuervo, y "nunca más" digo yo.



JO

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