jueves, 10 de marzo de 2011

Tejiendo sin rueca

Cuando pequeña siempre jugaba a lo mismo: iba en una máquina del tiempo y caía sin querer en una época específica; a veces, era una gran dama medieval (viuda, claro, para que pudiera hacer algo) y hacía una fiesta de máscaras; en otras ocasiones era una aldeana de la época de la ilustración que tenía acceso a una gran biblioteca. Cuando tenía vestidos suficientes, invitaba amigas a jugar, pero en su mayoría (y como buena hija única) jugaba con seres sacados de mi imaginación. Sacaba el candelabro, le ponía velas y PUM, había aterrizado en un nuevo lugar.

Sin embargo, con el tiempo jugar a los viajes en el tiempo fue pasando a un segundo plano y mi máquina del tiempo se quedó en la casa donde mis papás se divorciaron, llena de polvo. Sólo quedaron algunos de mis amigos imaginarios en mi cabeza, llamándome para jugar, mientras yo los esquivaba con una montaña de trabajos de universidad urgentes, llamadas de amigos y miles de sueños de "niña grande" que solemos llamar Proyectos.

Un buen día, más o menos cuando cumplí 20 años, recordé que me gustaba viajar por el tiempo y me dí cuenta que tal vez no necesitaba mi máquina para hacerlo. Resulta que en mis viajes de pequeña aprendí a bordar, porque una anciana sabia (tal vez mi profesora de manualidades del colegio) me había enseñado. Tomaba el tambor y tensaba la tela, me ponía solita en posición de señorita bien educada y bordaba por horas, muy mal por cierto. Así que cuando pude me compré nuevamente tambores, hilo, tela y aguja y empecé a pintar un paisaje con hilos... primero el verde, luego el rojo, después el púrpura y así, siguiendo los puntos de referencia del modelo. Así comenzaron mis pequeños nuevos viajes en el tiempo a partir del bordado.

Alguna vez aterricé en un monasterio de la Edad Media y usé una rueca, seguramente se quedó dentro de la máquina del tiempo en la que pasé momentos muy felices de mi infancia. Ahora al menos unas horas a la semana me pongo mi tambor en las manos, tenso la tela y vuelvo a empezar un nuevo viaje, a ver si tal vez me encuentro la rueca en uno de ellos.




Afrodita
(Por sugerencia y porque quiero que mi buen amigo Altais escuche de primera mano cómo sucedió)





lunes, 7 de marzo de 2011

Reflexiones sobre los sueños ajenos

He notado algunos cambios en las actitudes de mis amigos. Algunos tienen cambios radicales en sus sueños, los posponen o eliminan, otros simplemente se convirtieron en otras personas. Hace parte de crecer, dicen. Les creo.

Sin embargo, algunos de sus sueños o de sus realidades las quieren convertir en leyes inequívocas de crecer y en símbolos indiscutibles de felicidad. Ahí es cuando difiero. No tengo nada en contra de que la gente cambie de parecer o de que tenga metas y sueños, pero no es necesario imponerlos a otros como una obligatoriedad sólo porque ellos lo sueñan o lo consiguen. Algunos ejemplos son los siguientes:


"Uno debe enamorarse": sí, enamorarse es delicioso, pero no, no es obligatorio. Conozco muchas personas (entre las que me cuento) que cuando no estuvieron enamoradas estaban felices. Enamorarse no es señal inequívoca de felicidad y lo justifico con muchos ejemplos de personas que sufren cada momento de estar enamorado y pierden mucho más de lo que ganan.

"Uno debe viajar": Cada destino es distinto. Yo siempre he pensado que viajar es símbolo de aprendizaje, de enfrentarse con uno mismo y salir de la zona de confort, pero eso no indica necesariamente ser feliz. Tan es del conocimiento común que viajar puede (repito: puede) ser una buena idea, como que cada vez que uno viaja llega más cansado, si es que llega.

"Uno debe casarse": Ay Dios, con esta es con la que más he tenido que lidiar. Amigos que están desesperados por casarse con lo primero que pase, o aquellos que ya están casados y viven en la búsqueda de nuevas víctimas solteras que sucumban a este cliché. Quiero que quede esto muy claro y lo digo de corazón: SI UNO SE CASA PORQUE TOCA, SE DIVORCIA AL AÑO. Casarse porque "toca poner la foto en Facebook" mostrando una sonrisota y con cero idea de porqué se casa es el mayor error que puede hacerse. Es un sueño transformado inmediatamente en pesadilla. Sr. Lector: si usted es de los que dice que su sueño es casarse, le pido que lo revalúe, porque el sueño no debería ser casarse, sino casarse con alguien en específico.

"Uno debe hacer mucho dinero": esta es la mayor espada de Damócles. Todos queremos dinero, pero acabar con la salud propia, con sus relaciones y con todos los demás aspectos de su vida por el sueño de tenerlo puede ser el comienzo de un triste fin o de muuuuchas disculpas a muchas personas. Conozco a un hombre, un hombre muy inteligente, que ha perdido a su familia, su dicha, su sonrisa y hasta su ética por el dinero; lo triste es que cuando uno pregunta para qué quiere dinero, su respuesta es que la quiere "para que él y su familia sean felices". Deja mucho qué pensar.

"Uno debe tener hijos": ¿Han visto a estos papás que le dicen a los solteros "debería animarse" o "no hay felicidad más grande que tener un hijo"? Esos mismos que ponen fotos divinas de sus angelitos en todas las redes sociales, portarretratos y salva pantallas posibles, son los que no han dormido una noche tranquilos desde que su angelito nació por los gritos, enfermedades o gastos que acarrea este riesgoso sueño. Atención: no he dicho que tener hijos sea malo, pero, por favor, no vendan la idea de que es lo mejor del mundo, porque así no hayamos tenido hijos jamás, los solteros sabemos que eso no es ni fácil, ni alegre todo el tiempo. Guárdense sus delirios de felicidad para el terapeuta, que la verdad es que tener hijos es más un reto que un sueño.

"Uno debe adelgazar": en este hemos caído todos, yo principalmente. Se dice en todos los círculos que ser gordito le quita a uno empleos, oportunidades, novios, novias, salud y tiempo. Ahora, la verdad ya no me importa que me vean flaca o gorda, me importa sentirme bien. ¿Por qué? Porque las flacas no consiguen mejores empleos, ni novios, ni oportunidades porque son flacas, sino porque se sienten bien consigo mismas. Somos muchas las gorditas bien amadas y con muchas oportunidades, no porque la gente nos vea flacas por alguna brujería, sino porque el tema no es ese. Hay flacas solas y desempleadas también. Es una cuestión de actitud. Para lo único que es bueno adelgazar es para la salud, y sí, eso sí es una meta, pero no debe ser un sueño. Dejen de insistir con eso.


Bueno, eso es todo por el momento en el mundo de los desahogos. Espero que los que lean lo piensen mejor antes de adherirse a los sueños de los demás. Usemos nuestras fortalezas para encontrar nuestros sueños y les deseo desde ya que, si son sus sueños originales (con Copyright) los cumplan y sean felices.


Atenea
Making Dreams Come True