viernes, 16 de enero de 2009

El olor de la noche


Estoy enamorada del olor de la noche fría, temblorosa y juguetona.
De esa noche verde y chocolate, de las estrellas que se unen en puntos.
Vuelo en las alas de la noche.

Cuando el sol calienta mis entrañas, mis pasos son lentos y ansiosos,
con la noche me entrego al placer de contestar las preguntas del deseo,
a escuchar su sabiduría y a ser luna llena de detalles.

Amada noche, no te vayas nunca... quédate con tu olor en mi piel,
no permitas que el día te eclipse, recuéstate del lado de quienes clamamos por tí.
Te busqué de día y te encontré, noche, para saborearte
y vestirme de frenesí por la forma en que te mueves entre tus constelaciones.

Vuelve a mí siempre, noche, como la primera vez que te ví
y me marqué en tu memoria.
No olvides el trato milenario que tenemos
y que no se rompe con el amanecer.

Confío en tí, noche bendita, néctar precioso, pecado infame.
Jamás me dejarás y seremos uno mientras pasen tus horas,
escaparé del cielo azul para llenarme de negro,
manteniendo el equilibrio que con tanto esmero deseas enseñarme.


Gracias


JO

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