viernes, 23 de noviembre de 2007


Ayyy ADOLESCENCIA
Mañana 24 de noviembre de 2007 se cumple una década desde que me gradué del colegio (Aunque ud. no lo crea jajaja) y pues lo que más recuerdo de esa época, además de las miseláneas del álgebra de Baldor y la sorpresa que me llevé en el ICFES cuando conocí una integral por primera vez, es la tormentosa adolescencia, el sentir que el mundo debería pertenecerte, pero no lo hace.
Además del recordatorio de la fecha -que realmente no recuerdo como un día especialmente significativo- mi entrada de hoy sobre la adolescencia se da porque he recibido vibraciones adolescentes de niñas desesperadas que me recuerdan un poco a mis ya adultas amigas cuando eran peques (para esto, acérquese a la foto de arriba y observe bien, porque sólo una de esa foto no era amiga mía). En esos años éramos muy inseguras, insolentes, inmaduras y realmente ridículas al asumir asuntos simples de nivel afectivo. No digo que mucho haya cambiado, pero siento que en aquella época vivíamos con mayor intensidad ese tipo de sentimientos que ahora.
No extraño la adolescencia, aunque me gusta reirme de lo que viví. Las caminatas bajo la lluvia por el mero placer de disfrutarla, las conversaciones de mis amigas sobre su recién estrenada vida sexual (que yo no comencé sino muchísimo tiempo después, pero que comprendía casi que perfectamente), los inicios de una vocación en la carrera a la que finalmente nos dedicamos: la espontaneidad de Jime, la sapiencia práctica y abrumadora de Orte, la creatividad de Diana, el vanguardismo y apasionamiento de Lochis, así como mi gusto por escribir y hablar en público... todo eso no cambió, y si nos ven ahora, tal vez se impulsó con los años.
Cada una de las personas que conocí en mi adolescencia y que he tenido el placer de ver ahora me ha demostrado que aquella época fue fundamental para construirnos como individuos... No demerito para nada todo lo que ocurrió y ocurre desde entonces, pero las estupideces que hicimos, así como las cosas sabias que dijimos o hicimos fueron determinantes del camino que elegimos, un hilo rector que nos ha acompañado siempre.
Espero, por Dios, que ya no seamos tan bobas, porque si algo recuerdo de esa etapa es la miopía en la que uno iba de aquí para allá, creyendo que el amor que uno tenía era el "de toda la vida" y que todos los amigos eran leales, que los papás siempre estaban equivocados y que la libertad era un recurso natural renovable. No, eso no fue así. Sólo conocí a una amiga a la que se le cumplió eso de casarse con el novio de la época, todas sufrimos decepciones de amigos o simplemente los dejamos de lado, y muchas hoy me dicen con toda claridad que muchas cosas que sus papás dijeron fueron ciertas luego de un tiempo (ojo, no he dicho que todo). Eso sí, todas llegamos a la conclusión que si pudiéramos, volveríamos a aquella época a enmendar errores que por exceso de brios y falta de juicio hicimos sin pensar.
Sé que algunos de los que leen estos aburridores apartes de mi pensamiento son adolescentes, así que aprendan, si pueden, de sus mayores (vejetes como yo) sobre todo de sus errores, para que no recuerden la adolescencia como el despelote como recuerdo yo la mía y quieran repetirla.
JO
P.D.1: Si una niña busca algo que ha perdido, no lo busque entre mis cosas, yo no lo tengo. Lo boté hace mucho rato... depronto en el edificio del frente de mi casa.. no sé.

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