lunes, 19 de noviembre de 2007





QUERIDO DIARIO...



Cuando tenía 8 años me compraron un diario. Es rosado (no los culpo, era lógico color para una niña en esa época) pero sus páginas cambiaban de color de tanto en tanto. Primero, eran rosadas como las tapas, luego pasaban a un azul melancólico y pastel, y de allí a un verde manzana. El día que me lo regalaron era navidad y yo pensé que tenía muy pocas páginas y las acabaría en un año a lo sumo. Casi 19 años después se ha demostrado que en un pequeño libro como aquel puede caber una vida entera.


Hoy en ese cúmulo de páginas noté algo que tal vez no tiene que ver con algo cabalístico, pero se me antoja fascinante y hasta esperanzador. La primera parte, de páginas rosadas, terminó al mismo tiempo que mi espíritu se tornó reflexivo y melancólico. Los días se iban poniendo más oscuros y mi mente gris como la lluvia. Mis momentos más desesperados pertenecen a las páginas azules.


Como un ejercicio histórico hoy quise registrar algo de lo nuevo que me ha ocurrido en este pequeño relicario de historias y noté que había cambiado el color. Esto sólo quiere decir -de acuerdo con mi romántico parecer- que una nueva etapa comenzo y que mi libro intuyó en sus páginas que algo así sucedería y sería necesario registrar la vida ahora en un verde más sobrio y primaveral.


Quién sabe cuánto demore en llenar este nuevo capítulo de mi diario, pero supongo que también su final lo registraré con una epifanía.



JO

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