viernes, 2 de noviembre de 2007




DEL DESAMOR



Hoy ando en modo Atenea, creo. Esta semana ha sido tan compleja y densa para mi corazón que él mismo ha decidido encerrarse un rato para pensar. Primero, el lunes la vida me notifica que perdió la partida contra la muerte cuando Cris vio este mundo por última vez; luego, me dicen que uno de mis grandes lugares de reflexión y sano esparcimiento, Crab's, se acaba por gente pusilánime; en simultánea, pude ver a la cara al demonio y ver en sus ojos que yo ya no quería nada más con él y ahí se formó el barullo que ahora estoy tratando de desabrochar.


Crab's es un lugar maravilloso: humo por todo lado, oscuridad cómplice, un rojo eléctrico por doquier, una tina para recostarse, excelente música y un coctail legendario llamado High Way to Hell que enamora los sentidos y los pone a punto para el mejor rock de la ciudad.


Desde antes de entrar, no podía creer que en serio lo cerraran. Es tan injusto como chocante. Desde el día anterior (la cremación de Cris), mi mente estaba como en pausa para el mundo corriente y a toda marcha reflexionando sobre la vida, la muerte, el amor. Ahora estaba allí, acompañada de otro de los superamigos de este estilo de vida undergroud, Burbano, y nos adentramos tal vez por última ocasión en este lugar encantador.


El grupo que hizo tributo a AC/DC no fue malo, pero tampoco maravilloso, sin embargo, tiempo antes The Doors iluminó la noche, nos tomamos fotos hasta con la mesera y nos burlamos de estar brincando en sastre al ritmo del más endiablado rock n' roll, pero yo estaba en otro lado. Mi mente divagaba sobre las despedidas, porque llevo despidiéndome de La Muerte mucho tiempo y ahora la cueva donde habitó cuando la conocí también era desmantelada. Increible poder olvidarte: sublime y desolador.


Ver de frente unos ojos que fue costumbre convertirlos en mi musa predilecta y simplemente sentirlos yertos y ajenos al mundo en que ahora pasan mis días fue la culminación de una larga carrera hacia el desamor absoluto. Aquella noche dejé mi corazón en una maleta, lejos de su alcance, y decidí recibir sólamente las vibraciones del sonido y del resto de la gente; de nada valieron los momentos en que traté de conversar y las múltiples reparaciones que hacíamos en el puente que nos unió alguna vez... sentía un frío tremendo en el alma que aún permanece.


Ya no queda ni el agradecimiento, ni las excusas que me dije para no olvidarlo, ya su aroma no me transporta a su apartamento, ni la posibilidad de un beso me nubla la razón. Simplemente quedo yo a diez centímetros de su camisa pensando en lo lastimoso que es perder el amor que estabas tan acostumbrada a sentir. Cuando finalmente mi cerebro puso un poco de orden en mi corazón y le informó que tras ocho meses de tormenta, tres de soledad y tres de reflexión estaba finiquitado este asunto, lo abracé como creo que jamás lo había hecho, puse mi cabeza en su hombro y descancé.


En Crab's hay un letrero que dice "Cuide bien sus objetos personales. No nos hacemos responsables de cualquier pérdida". Grave. Porque creo que la noche del miércoles algo se me perdió que aún no sé que es, pero que me tiene en este modo Atenéico tan extraño. Tal vez cuando guardé en la maleta mi corazón para evitar que la muerte lo tocara, una parte de él se perdió irreversiblemente. Pero si ese es el precio para la paz que ahora siento, estoy más que dispuesta a pagarlo.



JO

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