jueves, 8 de noviembre de 2007





VIENDO EL MUNDO....


Cuando Louis bebió la sangre vampírica, dijo haber visto el mundo por primera vez con sus ojos de vampiro. Tenía 24 años. Mi nombre es Johanna Garzón (aunque he tenido muchos nombres) y estoy empezando a ver con mis ojos de mortal.


Hoy caminé algún tiempo más de lo que camino normalmente. Ese puede ser un síntoma de que mi corazón o mi cerebro no está en orden, aunque mi madre pudiera pensar que finalmente he decido tomarme las calles para hacer deporte. De todas, esta última es la teoría más estúpida, pero es posible en la mente de una madre.


Pero no, hoy quería pensar entre el ruido de los grandes productores de polvo para los pulmones. No hay un mejor momento para pensar en la propia vida y en la ajena que cuando todo está marchando bien según los estándares humanos reconocidos. Así que aproveché un buen día para pensar mucho acerca de la vida que me rodea y he llegado a algunas reflexiones:


La primera de ellas es que existen dos tipos de conversaciones: las artificiales y las profundas; muy lamentablemente con cada vez mayor frecuencia sostengo más de las primeras en detrimento de las segundas. De hecho, he notado que algunas conversaciones que otros consideran profundas dentro de mi corazón suenan a hueco y se convierten en vanales recreaciones de las aspiraciones espirituales de alguien más. Cada vez me estoy cansando más de algunos seres humanos que sienten que acomodando las palabras pueden sonar profundos o cuando menos inteligentes. Obviamente quien lea esto pensará si tengo algún derecho a juzgar a otro de esa manera... pues hoy creo que sí, sólamente por el poder que me confiero yo misma a pensar lo que se me dé la gana de la gente. Sí, esa fue la segunda conclusión.


Elaborando un poco el punto número dos, Sagard me dijo algo en un almuerzo que tuvimos hace poco que es bastante cierto. Si realmente quisiera lograr progresos en algunas artes debería dejar atrás mi egoismo selectivo (entendido como "me importan los que quiero que me importen, aquellos que no pertenezcan me importan realmente un comino y no los escucho, sino que pretendo hacerlo para evitarles el dolor de cabeza de sentirse rechazados por un humano cualquiera como yo, y para evitarme a mí la hartísima situación de admitir que realmente me importan un comino), pero es un proceso muy complejo por dos razones: que sinceramente ha sido un arma muy útil y que no creo que quiera dejarlo, lo que nos hace llegar a la penosa situación en la que pienso que no tengo remedio.... y que no me importa.


También he notado (y arrancamos el punto 3) que las palabras de mis ancestros -entendidos como mi abuela- son verdad y uno se labra su destino. Algunos amigos míos me han demostrado que se puede ser exitoso, viajar, tener muchas fotos para poner en messenger y generar envidia, mientras que otros fincan sus esfuerzos en un hombre o mujer y entregan su vida y su paz a la institución del matrimonio. Otros, buscan el conociimento con ansia y siempre que adquieren un poco, otro tanto los espera, y unos más encuentran en el dinero su fuente de desdichas e insatisfacciones. Mezclen como quieran. Pero ninguno de ellos no me ha podido explicar por qué siguen sintíendose tan miserables, si han conseguido -algunos de ellos- lo que se han propuesto. Es como un vaso de agua que entre más bebes, más sed te genera. No tiene fin y cada uno de ellos... de nosotros... ha labrado un destino que llevará indefectiblemente a la desdicha por insatisfacción... qué desperdicio.


Como último punto, me cansé de caminar sin rumbo. Mi vida va bien, mi corazón late plácido entre el narcotizante placer se sentir amor, mis ojos están llenos de imágenes que ahora sabe cómo procesar y he aprendido a decir que no, a ser egoista, a dejar de lado apartes de la historia propia y ajena, a aprovechar la suerte. No me queda sino limar las puntas que aún salen de mi coraza y cerrar la puerta, dejando sólo algunas llaves para quien quiera entrar. Mientras tanto, llegué a casa y tomé un libro al que le debo una leida, me aburrió nuevamente y volví a las teclas para organizar mis conclusiones antes de que las olvide.


Por cierto, algo más para el registro: gracias al gato despistado que me ha dejado todo Hellsing para que me deleite en estos días. Esta vez no pasará como con los Samurais, porque no planeo devolvértelo jeje... y sí, eres Alucard.



JO


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