domingo, 12 de septiembre de 2010

Orgasmo cerebral

Siempre hay una tercera vía para todo. Yo siempre lo supe pero muy poco lo apliqué.
Hoy mis tres vías tuvieron su momento.

Un momento fue visitar el sitio donde todo empezó... mi Ground Zero. Pensar en él, nuestra historia en presente y soñar con la inocencia, la ternura.

Luego fue ir a mi presente, las anchas montañas y el olor a madrugada medio añeja, pensar en ese futuro tan pasado y soñar con la pasión y la química.

Finalmente llegué a la tercera vía... descansada, tranquila, sin ataduras, sin pasados, sin presentes, muchos futuros medio raros. Pensar en él, su increible cerebro y la cantidad de cosas nuevas que representa, su genio escondido en tanta basura que lo rodea, y soñar con libros, música, mi zona de confort destruida, todas esas pestañas...

Lo creí por años imposible. Una vez lo viví y no fue tan agradable, pero sí, es posible. Mi cerebro alineado me genera más placer que todas las baratijas que me puede dar la ternura y la pasión. Es eso, no lo demás, lo que me excita, me mantiene viva y adrenalínica, lo que me ha devuelto muchos años perdidos pareciendo una flor marchita.

Bienvenido, conocimiento, genio, libros, mi IQ de 126 de siempre. Los extrañé y juro no soltarlos jamás, por más ñoña que me llamen que ya me estoy quedando los sábados a estudiar.

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