jueves, 6 de septiembre de 2007

SPEACHLESS

Justo cuando creí haberlo sabido y visto todo, la Muerte fulminante busca triunfante una salida demasiado tradicional:

Esto pasó hace algunos días, pero necesito sacármelo del pecho, porque me oprime una culpa que ni fabriqué, ni perseguí, ni disfruté. De allí que me desahogue en el único lugar donde siento que mis palabras tienen alguna función.

Aún mi cabeza, pero por encima de ella mi corazón, no se explican estos acontecimientos tan mezquinos. Volví a creer en una bondad simulada y, si bien desde el fondo de mí no he podido dejar de creer, ahora tengo la mente en blanco. CÓMO DEMONIOS TE ATREVES A SER TAN DESCARADO? Lo siento, debia gritarlo, porque contigo los susurros no bastan.

Se es cruel cuando se juega con los sentimientos ajenos, pero empeñar tu palabra, gritar al mundo tontadas y luego retractarte esperando que nadie lo sepa, sinceramente es un acto de la más paupérrima cobardía. Yo no quiero saber más de eso, no quiero sufrir, ni hacer sufrir a nadie y se acabaron las rimas en clave y los suspiros lacónicos: saliste por la puerta de atrás y ahora juego con mis reglas.

Sentir lástima por otros es la última mezquindad a la que me llevas. Lástima del corazón que alimentas y rompes; algún día el tan mentado y nunca bien ponderado karma te enseñará el valor de esperar y no irte buscando en bocas ajenas lo que te ofrecen los labios que amas. Ahora estoy de su lado, Corazón, y no salgo del asombro de tu última mentira.

Hace un tiempo no entendía por qué no lograba organizar mis asuntos con vos y ahora lo tengo claro: nunca sabes lo que quieres hasta que lo tienes y, en este caso, hasta que ves que otra lo consigue y sabes de primera mano lo que te hubiera podido haber pasado. Esta vez Murphy se puso de mi lado, qué suerte.

Bien, eso es todo. Espero que lo leas.

JO

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